Lo que necesitas saber sobre la soya texturizada

Tazón de cereal integral en mesa de madera para desayuno saludable.

La soya -o soja, dependiendo de la región-  texturizada es un alimento que ha cobrado mucha popularidad últimamente, sobre todo gracias al auge del vegetarianismo o la reducción voluntaria del consumo de carne, precisamente porque se le suele consumir como sustituto de esta, ya que aporta una buena cantidad de proteínas y diversos nutrientes. Pero, ¿sabes qué es, cómo se obtiene y cuáles son esos beneficios que puede aportar a tu cuerpo? En este artículo te vamos a contar estos y otros datos sobre este interesante alimento.

La soya es una legumbre que data de, al menos, hace más de 5,000 años. Para obtener la soya texturizada se sigue un interesante proceso: Primero, se extrae el aceite de las habas de soya que, una vez refinado, se convierte en aceite de soya. El residuo sólido que resulta de este proceso se deshidrata para volverlo harina de soya que, posteriormente, se somete a un proceso de extrusión -que incluye altas temperaturas, presión, texturización y deshidratación- después del que se obtiene la soya texturizada que, una vez que se seca, es un producto con aspecto de pan seco, cortezas o migas, y ya puede comercializarse. Aunque también hay quienes lo condimentan, hidratan y mezclan para crear albóndigas, hamburguesas o similares, que se venden congelados, casi siempre. 

Existen diversas presentaciones en las que podemos encontrar la soya, que van desde las finas, que son casi polvo; otras en trocitos pequeños o trozos más grandes y redondeados; o incluso en filetes. La presentación a escoger dependerá del platillo a elaborar: si quieres emular la carne molida, será mejor usar soya fina o en trozos pequeñitos; mientras que si deseas preparar un guisado o brochetas, lo mejor serán los trozos gruesos, que suelen tener el tamaño de un bocado. Finalmente, la soya en filetes será la mejor opción para una preparación rápida: hidratas, doras y acompañas con una cama de verduras y cereales. 

Una de las ventajas que tiene este alimento es que es muy estable y suele tener una fecha de caducidad muy amplia, cuando se le compra en su presentación seca. Además, es bajo en grasas saturadas y sal, no contiene azúcares, aporta mucha fibra y es alto en proteínas y carbohidratos de calidad. Cada 100 gramos de soya texturizada contienen:

  • 364 kcal
  • 4 g de grasas (de las cuales 0,6 g son saturadas) 
  • 30 g de carbohidratos
  • 4 g de fibra
  • 50 g de proteína
  • 0,04 g de sal

Además, contiene una buena cantidad de isoflavinas, que desempeñan una función antioxidante en el cuerpo. Sin embargo, los expertos señalan que es conveniente recordar que la soya es una legumbre, con todos los aportes nutricionales de una legumbre, y no un sustituto de carne. 

¿Qué tal te han parecido estos datos sobre cómo se obtiene la soya y todos los nutrientes que es capaz de aportar al cuerpo? ¿Quieres saber qué pasos debes seguir para hidratar tu soya y cuáles son las ventajas y desventajas de cada método? No te pierdas el siguiente artículo, en el que te contaremos todo. 

Fuentes:
Carmen Tía Alia. (2018, 29 mayo). Todo sobre la soja texturizada: qué es, cuál es su valor nutricional, cómo se cocina y mucho más. Recuperado 24 marzo, 2020, de https://www.directoalpaladar.com/ingredientes-y-alimentos/todo-soja-texturizada-que-cual-su-valor-nutricional-como-se-cocina-mucho-mas?fbclid=IwAR1DuPhSbE_NRFmPRZAuYpTiJ-KYWkMoxxr-mtGyZ2mlNN3Dvj0sGL4s7JE 

Cuerpomente. García, V. (2018, 21 febrero). Soja texturizada: cómo cocinar la carne picada vegetal. Recuperado 24 marzo, 2020, de https://www.cuerpomente.com/blogs/gastronomia-consciente/como-cocinar-soja-texturizada_1802

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